jueves, 23 de abril de 2009

Los pacientes tardíos, la última «barrera» del VIH en Occidente

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EL 35% DE LOS SEROPOSITIVOS EUROPEOS DESCONOCE QUE ESTÁ INFECTADO Y LLEGA DEMASIADO TARDE AL TRATAMIENTO. GANA TERRENO LA IDEA DE UNIVERSALIZAR LOS TEST DE DIAGNÓSTICO

ISABEL PERANCHO

La infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) tiene dos asignaturas pendientes en Occidente. La primera, que hasta el 35% de los pacientes llega tarde al diagnóstico, lo que dificulta que se puedan beneficiar de forma completa de las terapias. La segunda, que el número de nuevos casos no deja de aumentar. Ambos fenónemos están relacionados, ya que los pacientes tardíos, muchos de los cuales desconocen que son portadores del virus, son una fuente de transmisión del patógeno.

«Es decepcionante que teniendo todas las opciones, haya pacientes que fallezcan porque no llegan antes», explica Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Moreno participó en una reunión de especialistas europeos, celebrada recientemente en Londres (Reino Unido), en la que se analizó el impacto de esta demora diagnóstica sobre la mortalidad por sida. «Estudios británicos y holandeses han calculado que se podría evitar entre un 20% y un 25% de muertes si esos casos se hubieran detectado de forma precoz», señala.

El problema de los seropositivos que aplazan la visita médica es motivo de preocupación. Se trata de un fenómeno creciente. En España, el 38% de los nuevos diagnósticos de VIH corresponde a personas que ya tienen sida en el momento de recibir la noticia. Estas cifras son del 33% en Reino Unido; del 38% en Francia; del 30% en Alemania y del 39% en Italia.

Las causas del retraso son diversas: unos tardan porque desconocen que han estado expuestos al virus, otros porque se enteran con el tiempo de que una persona con la que tuvieron contacto tiene el VIH o sida, y algunos, aunque tengan prácticas de riesgo, niegan la realidad. Las barreras idiomáticas, en el caso de la población inmigrante, y el miedo a la estigmatización contribuyen igualmente a posponer la consulta.

El perfil más habitual de estos pacientes es el de un varón que contrajo el virus en una relación heterosexual. También los inmigrantes y las personas de mayor edad dilatan la visita.

La consecuencia es que el paciente conoce su situación cuando la infección ya ha hecho estragos en su sistema inmunológico. Hasta el 60% de los diagnósticos de sida que se realizan en nuestro país coincide con la primera noticia de la infección. Es común el caso de personas que se enteran de que son portadores del virus a raíz de ir a consultar al médico a causa de otra enfermedad (cardiovascular, infecciosa, neurológica, dermatológica, hepática, renal...) que resulta estar asociada a la infección.

En otros casos, el afectado aún no ha desarrollado la enfermedad, pero su recuento de linfocitos CD4 (las células defensivas del organismo a las que ataca el VIH) ha caído y el virus se ha multiplicado en la sangre. En este punto, las terapias son menos eficaces, pueden producir mayor toxicidad y generar resistencias con más facilidad, factores que incrementan la mortalidad. Pero, además, estas personas son más proclives a generar nuevos contagios.

No existe un acuerdo definitivo respecto a la definición del paciente tardío. «Tradicionalmente se consideraba así al que se le diagnosticaba de sida en el momento en que se detectaba el VIH o que aparecía por primera vez con un recuento de CD4 por debajo de 200. Pero eso sería ya un paciente muy tardío. Empieza a surgir un movimiento que considera que ya es tarde si la noticia del VIH llega cuando el portador tiene menos de 350 CD4», considera Moreno.

Dos investigaciones recientes refuerzan esta corriente de opinión y revelan que el resultado de la terapia antirretroviral mejora cuando antes se inicie. Retrasarla unos meses cuando el paciente baja del umbral de 350 CD4 se asocia con un 69% más de riesgo de mortalidad respecto a cuando se comienza de forma inmediata. Pero, según los datos del estudio de la Red de Investigación en Sida (RIS), en España, el 48% de las personas se encuentra ya por debajo de esa cifra de linfocitos cuando conoce que es portador del VIH.

Los especialistas empiezan a plantearse la necesidad de generalizar los test de diagnóstico del VIH para facilitar una detección más precoz de la infección. «En Estados Unidos se acordó realizar la prueba a toda la población sexualmente activa hasta los 65 años. En Europa no se ha dado ese paso y sólo se preconiza en ciertos contextos, como en centros de deshabituación de drogas o en consultas de infecciones de transmisión sexual», explica Moreno.

Este especialista es partidario de normalizar la detección del VIH. «Habría que pensarlo bien, pero si queremos eliminar estas barreras hay que perder el miedo a hacerse la prueba. ¿Si tuvieramos la posibilidad, quién se negaría a excluir con un análisis que padece cáncer? ¿Por qué no hacerlo con el virus del sida? Una persona puede estar infectando sin saberlo a sus seres queridos o puede morir si no se entera. Tenemos que superar el estigma», insiste Moreno.

PRUEBAS RÁPIDAS
El análisis indiscriminado estaría justificado si la infección alcanzara una prevalencia del 1% en la población, aunque Moreno opina que si se superara el 0,5% «ya merecería la pena». Se calcula que España ronda el 0,3%, lo que representa una población de 120.000 a 150.000 afectados. El 30% desconoce que es seropositivo.

Algunas comunidades autónomas están tomando la delantera en la tarea de favorecer el acceso al diagnóstico temprano. Es el caso del País Vasco. Un total de 20 farmacias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya participan desde principios de marzo en un programa piloto de detección precoz del virus. En Cataluña se pondrá en marcha próximamente una experiencia similar.

«El objetivo es ganar ese nicho de personas que desconocen su seropositividad y facilitar que la población se haga la prueba», explica Iñaki Linaza, uno de los farmacéuticos participantes en el programa, liderado por el Colegio de Farmacéuticos y el departamento de Salud del País Vasco. El coste del análisis para el usuario es de cinco euros.

La demanda ha superado las expectativas. Si en 2008 se realizaron 2.000 test en todos los centros sanitarios (de atención primaria, de infecciones de transmisión sexual y hospitales) de la comunidad autónoma, en las farmacias, en apenas dos meses, se han llevado a cabo 825 análisis rápidos, que han arrojado cuatro resultados positivos.

«La ventaja de esta prueba es que es totalmente anónima y confidencial y que es sencilla y rápida. Basta un pinchazo en el dedo y el resultado se conoce en 15 minutos. En cambio, para ir al médico tienes que pedir hora, faltar al trabajo y el resultado se demora», dice Linaza. Si el resultado es positivo, se solicita de forma preferente una prueba confirmatoria en un centro sanitario.

Moreno aboga, además, por «concienciar» a los médicos para que estén alerta ante cualquier síntoma que pueda sugerir una sospecha de VIH: «Que no duden en pedir un diagnóstico».

Fuente: http://www.elmundo.es/suplementos/salud/2009/801/1240437613.html

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